lunes, 10 de noviembre de 2025

Cannabis, sexualidad y TCC: un nexo emergente


 

Dicen que el sexo y el cannabis son como dos viejos amigos que, cuando se encuentran, o hacen magia… o causan un pequeño desastre. En consulta he escuchado historias para todos los gustos: desde la pareja que descubrió una nueva “luna de miel” gracias a unas gotas de CBD, hasta quien terminó riéndose tanto durante los preliminares que se olvidó de cuál era el objetivo inicial. O aquel paciente que decía: “Doctor, con el porro me siento como en un videoclip de los 90: cámara lenta, luces suaves, pero sin presupuesto para el final feliz”.

Detrás del humor, hay ciencia. La sexualidad humana no es sólo un acto físico, sino un complejo entramado entre cuerpo, mente y vínculo. En este cruce, el sistema endocannabinoide (SEC) actúa como un modulador invisible del deseo, la excitación y el placer. Los fitocannabinoides del cannabis —el THC y el CBD— interactúan con los receptores CB1 y CB2 distribuidos en el cerebro, los genitales y la piel, afectando tanto la percepción sensorial como el estado emocional. En otras palabras: no se trata solo de encender una chispa química, sino de crear una sinfonía entre el cuerpo y la mente.

Y, sin embargo, como bien recordaba una paciente entre carcajadas: “A veces fumo para sentir más, y acabo filosofando sobre el significado del amor en vez de disfrutarlo”. Ese es precisamente el equilibrio que la ciencia intenta entender: cómo los cannabinoides pueden potenciar la experiencia sexual sin convertirla en una sesión de meditación existencial o, peor aún, en un episodio de ansiedad mal gestionada.

En este artículo exploraremos cómo el cannabis puede influir en la fisiología y la conducta sexual, y cómo, desde la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), podemos integrar este conocimiento para trabajar el placer, la ansiedad y la conexión emocional de manera consciente, responsable y, por qué no, con una sonrisa de complicidad.


Evidencia neurofisiológica

Hablar del sistema endocannabinoide es, para muchos, como hablar de un departamento secreto del cuerpo: nadie lo ve, pero cuando trabaja bien, todo fluye. Un paciente lo describió así: “Doctor, siento que mi cuerpo y mi mente están en el mismo canal… por fin con buena señal y sin interferencias”.

El SEC está presente en el sistema nervioso central, genitales y tejidos reproductivos. Estudios demuestran su implicación en la modulación del deseo y la excitación sexual (Lynn et al., 2022). Los cannabinoides exógenos, al actuar sobre los mismos receptores, pueden modular la respuesta sexual fisiológica: vasodilatación, aumento del flujo sanguíneo genital y liberación de dopamina y oxitocina, favoreciendo el placer y la conexión emocional.


Efectos del cannabis en la conducta sexual

No es raro escuchar frases como “con un porrito todo va más lento, pero más intenso” o “el CBD me ha devuelto el deseo que creía perdido”. Las revisiones recientes (Kasman et al., 2020; Mulvehill et al., 2025) indican que el cannabis puede aumentar la excitación y la satisfacción sexual en dosis bajas o moderadas, especialmente en mujeres. Los fitocannabinoides parecen potenciar la percepción sensorial, reducir la ansiedad y facilitar la atención plena corporal. Sin embargo, dosis elevadas o consumo crónico pueden tener efectos opuestos, especialmente en varones (Shiff et al., 2021). En palabras de un paciente, “demasiado THC puede convertirte en filósofo, no en amante”.


Integración desde la Terapia Cognitivo-Conductual

Un terapeuta con humor podría decir que la TCC es el gimnasio de la mente: identifica pensamientos inútiles, fortalece los músculos de la conciencia y entrena la atención. En el ámbito sexual, la TCC aborda tres niveles —cognitivo, fisiológico y conductual—, donde el cannabis puede convertirse en un aliado si se usa con intención y medida, nunca como atajo mágico.

1. Nivel cognitivo: pensamientos y ansiedad de desempeño

Muchos hombres y mujeres llegan a consulta con el mismo enemigo invisible: la voz interior que dice “no estarás a la altura”. Aquí entra el enfoque cognitivo: identificar, cuestionar y reescribir esos guiones. Un paciente, después de un ejercicio de reestructuración cognitiva, bromeaba: “He cambiado el ‘seguro que fallo’ por un ‘ya veremos qué pasa, pero al menos disfruto el ensayo’”. El CBD, por su efecto ansiolítico demostrado (Bergamaschi et al., 2011), puede ayudar a relajar esa mente hiperactiva, facilitando la conexión con el presente.

2. Nivel fisiológico: respuesta corporal y sensorialidad

En este nivel, los ejercicios de mindfulness y sensate focus son tan reveladores como una buena conversación con uno mismo. Algunos pacientes describen que, tras microdosificar THC, “los sentidos se afilan y el tiempo se estira como un chicle”. Es fundamental mantener la conciencia corporal y evitar que la sustancia sustituya al contacto real. Técnicas de respiración y relajación, combinadas con dosis controladas, pueden convertir la experiencia sexual en un acto de atención plena, no de automatismo.

3. Nivel conductual y relacional: comunicación e intimidad

Las parejas suelen descubrir que el cannabis puede ser un catalizador de sinceridad. “Con un par de caladas, dije lo que llevaba meses callando”, confesó una paciente entre risas. Pero también aprendieron que el cannabis no puede ser el mediador de la relación. En TCC se trabaja la comunicación afectiva y la reducción de conductas evitativas. Las tareas de pareja, con o sin cannabinoides, buscan restaurar la complicidad, esa que a veces se pierde entre la rutina y las pantallas.


Modelo integrado de intervención TCC + cannabinoides

Integrar cannabis y TCC no significa convertir la terapia en una cata sensorial, sino en una exploración consciente. En consulta se han visto casos donde, con psicoeducación adecuada y supervisión, el uso responsable del cannabis ha permitido romper años de bloqueo. “Fue como quitarle el freno de mano a mi cuerpo”, contaba un paciente tras combinar ejercicios de mindfulness con CBD sublingual.

  1. Evaluación inicial: historia sexual, uso de sustancias, ansiedad de desempeño, contexto relacional.

  2. Psicoeducación: explicación del SEC, mecanismos de acción, dosis, riesgos y beneficios.

  3. Planificación terapéutica: uso controlado de cannabinoides (CBD o microdosis de THC) bajo guía profesional.

  4. Entrenamiento corporal: ejercicios de mindfulness y sensate focus.

  5. Reestructuración cognitiva: manejo de pensamientos negativos asociados al rendimiento.

  6. Trabajo de pareja: comunicación y registro compartido de sensaciones.

  7. Seguimiento y ajuste: revisión de dosis, efectos y progresos.


Consideraciones éticas y clínicas

Aquí no se trata de promover el consumo, sino de abrir un espacio de diálogo honesto. Como dice una colega terapeuta: “Si el paciente ya lo usa, prefiero que lo hablemos que fingir que no existe”. El cannabis debe entenderse como coadyuvante, no sustituto, del tratamiento psicológico. Es esencial mantener el consentimiento informado, el uso responsable y el respeto al marco legal vigente. El terapeuta debe evaluar factores médicos, comorbilidades y posibles riesgos de dependencia. Con humor, pero con rigor.


Conclusión

Después de todo, el cannabis puede ser como ese amigo fiestero: divertido en su justa medida, pero incómodo si se queda demasiado tiempo. Utilizado con consciencia y bajo supervisión, puede potenciar la terapia cognitivo-conductual en el ámbito sexual al reducir la ansiedad, aumentar la sensorialidad y facilitar la conexión emocional. La clave está en la dosis, la intención y el acompañamiento profesional. En la práctica clínica de MEDCAN, esta integración permite un abordaje biopsicosocial innovador que une neurociencia, psicología y bienestar sexual, con un toque de humor y humanidad, porque reír también forma parte del placer.


Referencias

  • Lynn, M. et al. (2022). Endocannabinoid System and Sexual Function. Journal of Sexual Medicine.

  • Kasman, A.M. et al. (2020). Sexual function and cannabis use in women. Sex Med.

  • Mulvehill, S. (2025). Systematic review on cannabis and female orgasm. Sexual Medicine Open Access.

  • Shiff, B. (2021). Impact of cannabis use on male sexual function. JSM.

  • Bergamaschi, M. et al. (2011). Cannabidiol reduces anxiety in human experimental public speaking. Neuropsychopharmacology.

Cannabis, sexualidad y TCC: un nexo emergente

  D icen que el sexo y el cannabis son como dos viejos amigos que, cuando se encuentran, o hacen magia… o causan un pequeño desastre. En con...